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30 diciembre 2015

IGNACIO ALDECOA


Ignacio Aldecoa
            Ignacio Aldecoa Isasi, escritor español, nacido en Álava, el 24 de julio de 1925 en Vitoria. Su familia pertenecía a la burguesía alavesa y era sobrino del pintor Adrián Aldecoa. Desde su infancia y adolescencia mostró su carácter rebelde y vitalista que se fue acrecentando con el tiempo y, según quienes le conocieron, su vitalidad temeraria ocultaba ciertos patrones de conducta autodestructivos que mostró durante toda su vida.
             Cursó estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca, en la que conoció a la escritora Carmen Martín-Gaite. Siguió mostrando en  su paso por la Universidad su total despreocupación hacia los estudios, lo que le llevaba a continuas faltas de asistencia a las clases y su dedicación entusiasta a la vida de tuno. Continuó los estudios universitarios en Madrid, a partir de 1945. En esta ciudad conoció y trató a Rafael Sánchez Ferlosio, Jesús Fernández Santos,  y Alfonso Sastre, entre otros, además de a la escritora y pedagoga Josefina  Rodríguez, con la que contrajo matrimonio, en 1952, quien, a partir de entonces, cambió su apellido por el de Aldecoa.
            Aldecoa comenzó a publicar sus relatos en revistas como La Hora, Juventud, Haz y Alcalá y sus primeros libros publicados fueron poemarios con los títulos Todavía la vida, en 1947, y Libro de las algas, en 1949, Obtuvo su primer premio por el cuento "Seguir de pobres", en 1959. También, publicó su primera novela con el título "El fulgor y la sangre", en 1954 con la que fue finalista del Premio Planeta.
            Su rebeldía juvenil también le inclinaba a la lucha política, lo que le llevaba a asistir asiduamente a las tertulias de estudiantes opositores al régimen de Franco y, por ese motivo,  colaboró en la creación de la Revista Española que fue creada por iniciativa de Antonio Rodríguez Moñino que había sido despojado de su cátedra por sus tendencias republicanas y había encontrado un medio de expresión en la Editorial Castalia que era la editora de dicha revista una vez creada y que contaba en su consejo de redacción con la mayoría de los escritores más importantes de la segunda mitad del siglo XX españoles que también eran asiduos asistentes a la tertulia del Café Lyon organizadas por el propio Rodríguez Moñino y Sánchez Ferlosio, entre otros.
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            Aldecoa está considerado el mejor cuentista de la literatura española del siglo XX. Escribió sobre todo cuentos, muchos, de gran calidad literaria. En los nueve libros de relatos que publicó, creó un mundo de gran riqueza en su continua observación  y descripción de la vida española que le tocó vivir; además de mostrar siempre un espíritu solidario con las víctimas de la injusticia y de quienes la llevan a cabo que están representados siempre en los órganos de poder y decisión y esta emana del desprecio que sienten hacia quienes la sufren. España era una preocupación para Aldecoa y su experiencia vital la traslada a la literatura, tanto en los relatos como en la novela y la poesía
 Él afirmaba que «La literatura es una actitud ante la vida, no un medio de vivir», lo que era toda una declaración de principios. También afirmaba que su literatura era social y que toda literatura lo es porque habla de la vida y del mundo en el que vivimos con sus claroscuros. Se ha llegado a calificar de "clasicismo" a la literatura de Aldecoa. Quizás porque Aldecoa era un experto en usar la objetividad en la narración, de tal manera que la distancia entre el narrador y lo narrado fuera siempre la adecuada, lo que se puede considerar la "perfección formal". También, destaca en su escritura su interés y atención hacia personas y hechos que han sido desatendidos en la novela española de la posguerra y que, según el propio Aldecoa,   
"Lo que se mueve, sobre todo -decía Aldecoa-, es el convencimiento de que hay un realidad española... que está casi inédita en nuestra novela". Todo ello le convierte en un escritor realista y de temática profundamente social, pero apartado de todo lo político, lo que le hizo rehusar el llamado "realismo crítico".                   
                       
En su novelística destacan los títulos que conforman la trilogía "El fulgor y la sangre", que tenía como fondo la Guardia Civil, a la que siguió "Con el viento solano"  con los gitanos como protagonistas -novela que fue llevada al cine por Mario Camus, amigo personal de Aldecoa-, y que tenía que finalizar dicha trilogía con el título "Los pozos" que  quedó inacabada.
            Aldecoa pertenece a la llamada generación de medio siglo, esa que se fraguó en 1952,  año en el que José Manuel Caballero Bonald , por entonces un joven poeta, conoció a Ignacio Aldecoa, a través de Carlos Edmundo de Ory, y cuyo encuentro el propio Caballero Bonald lo describe así:
"y lo conocí en esos ejercicios itinerantes de tasca en tasca a los que Ignacio era tan aficionado". "Fuimos una generación -insiste Caballero Bonald- de mucho vivir y de mucho beber"


            Ignacio Aldecoa murió prematuramente,  con tan sólo 44 años, el 15 de noviembre de 1969, por una úlcera sangrante a la que no cuidó, porque como afirmaba su esposa, Josefina Aldecoa, su marido había hecho suya la frase de Ortega y Gasset que llevó hasta sus últimas consecuencias: "La vida, como la moneda, hay que saber gastarla a tiempo y con gracia".